Tomados de la mano, sentados uno frente al otro. En silencio, escuchando solo lo que nuestras miradas se gritan viéndose entre sí. El pasto en la pradera es verde y el sol ilumina tu piel. Esa piel que tanto vi en fotos y ahora la puedo sentir en mis dedos, cálida y tersa. Esbozas una sonrisa acompañada de un suspiro y yo me siento en el cielo. De repente estamos juntos como tanto lo había soñado. De repente te estoy cantando al oído esas canciones a las que les tatuaste tu nombre en cada nota al recomendármelas, cuya letra grabé con cincel al ambientar con ellas nuestras conversaciones.
Y de repente una rutinaria voz irrumpe en la escena. Un invisible cronómetro ha encendido el televisor, dictándome a través de las bocinas la noticia de que murió un tipo al cual no conoceré jamás más que a por fotos.
Así como quizás jamás te conozca a ti. Y los centímetros entre tú y yo se han multiplicado a cientos de kilómetros en cuestión de abrir los ojos.
Estoy de nuevo frente al monitor pequeño de mi celular. He visto que leíste el último mensaje que mandé antes de irme a contigo soñar. Y sólo me queda preguntarme ¿Qué hubiera sido si la geografía no existiera? ¿Qué hubiera sido si por una coincidencia fuéramos vecinos de ciudad? ¿Qué hubiera sido si nos esperáramos? ¿Qué sería si nos pasáramos de verdad?.
Pero tristemente el hubiera es inexistente, así como lo nuestro. Está ahí y nos gustaría hacerlo realidad, pero es imposible.
Eres imposible, mujer.
De consuelo queda que en un mundo alterno no fui tan cobarde. Que en otra vida estaremos más cerca. Que quizás en un futuro de otro pasado no me comporté como bufón en el momento crucial. Que al menos nos prometimos, en otra dimensión, luchar.
En este presente, sin embargo, me queda seguir suspirando luego de que me hagas reír. Luego de sonreír juntos al ver un video, escribirte de todo sin presionar "enviar".
Me queda ser amigos, y fantasear con teletransportarme a tu lado para abrazarte como a nadie.
Me queda llevarte en canciones e invocarte desgarrándome la garganta, como si por un hechizo fueras a aparecer aquí. Me queda tener la suerte de que estés en mi vida. Y soñarnos a veces, antes de que un mensaje tuyo de buenos días me recuerde que nada es en realidad imposible.Guardaré las dudas de cuántas eran dedicatorias disfrazadas de recomendaciones en el desván del "Para qué". La imaginación es un libro de ciencia ficción en blanco, abierto. Ahí es donde existimos, como siempre ha sido, en lo incierto.
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