Lo nuestro es nuestro. Si le ponemos un nombre dejará de ser tan nuestro y será un poquito más como lo que la mayoría tiene. Al sabernos novios pensaremos que nos tenemos seguros el uno al otro, y eso terminará de a poco con las ganas de demostrarnos cuánto nos queremos. Empezarán los celos genuinos y al final la confianza terminará muriendo de anemia. Al ponernos un nombre tendremos que cargar con una rutina de hacer cosas porque tenemos que, y no porque sintamos que haciéndolo enamoraremos más a la persona.
Mejor te invito a no ponernos nombre, sino simplemente demostrarte que soy tuyo, y de nadie mas. A besos, abrazos, caminatas, mensajes, fotos, libros, canciones, veladas, escritos y caprichos cumplidos. Te invito a ser mi nada para luchar diario por darte mi todo y así, aunque no tenga nombre lo que nació de aquel beso robado, sintamos que somos dueños del mundo hoy, y siempre.
Te invito a dejarnos libres para permanecer juntos tomados de la mano, y no enlazados por un título protocolario. Te invito a amarnos sin nombres, para que esto sea indescriptible, como la magia que me haces sentir cada vez que me ves a los ojos.
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