El rasgueo de la guitarra,
tus dedos rozando las cuerdas,
música que acaricia el viento,
suave, marca el compás de mis
suspiros.
Pestañas infinitas,
sonrisas incandescentes, besos
fugaces,
por aquí, por allá, porque sí, porque
no,
porque nos tenemos.
Tan deseado, tan incierto,
como la primera lluvia del año,
tan divino y tan humano.
Eres orgasmo a los cinco
sentidos,
involuntario, no te enteras,
me haces rogar que no acabe el
hoy
y esperar con ansias el mañana.
En este pequeño pedazo de
infinito
todas las noches hay
estrellas,
aquí contigo me siento libre,
hermosa,
bohemia.
Y no sé a quién dar las
gracias,
si al cielo o al destino,
mientras tanto me las guardo
en el bolsillo
que después estorbará.
No lo puedo evitar,
voy a morir de ternura,
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