martes, 26 de mayo de 2015

XII

Hoy siento que no son suficientes los recuerdos,
Que nos desalienta ese mañana tan tangible,
Que poco a poco se nos escapan los momentos,
Que estamos creciendo, aunque parezca increíble.

Se nos consume el valor para volver al lugar
Que antes nos protegía, que llamábamos hogar,
Pero aparentemente ya nos hemos cansado
De este camino empedrado que nos ha tocado.

Y disimulo, y hago como que nada pasó
Cuando en realidad aquí todo nos ha pasado,
Y no vi la hora en que la inocencia se esfumó,
Nos secuestró la paz y dejó el valor tirado.

Y no quiero perder el hilo que me lleva hacia ti,
Dejaré un rastro de semillas, como en los cuentos de hadas,
Aunque de antemano sepa ya que no habrá final feliz,
Que los vientos serán fríos y nos congelarán las alas.

Me rehúso a vagar por las calles siempre atada
A mis frustraciones, al “hubiera” que no existe.
Descubro que nuestras fallas y errores me atrapan,
Y que por más que me mirabas, nunca me viste.

No quiero jamás sentir que me podría ir mejor
Tomando el sendero que está justo opuesto al tuyo,
Escribir en mi diario que pudo más el dolor,
Las cicatrices, tragos amargos y el orgullo.

Y los bordes de las páginas se desdibujan,
Esas que se escribieron con mi pluma y con tu tinta.
Las culpas del ayer poco a poco nos empujan
A extrañar aquellos tiempos de abrazos y risas.

Necesito un nuevo lugar para instalar mis sueños,
Llenar los cerrojos de agua, para que se congelen,
Rememorar las glorias de los días que eran nuestros,
Antes que las luces se extingan y mis ojos cierren.

miércoles, 14 de enero de 2015

A donde van las putas

¿A dónde me dirijo? No lo sé, da igual hacia dónde gire usted el puñetero timón. Quisiera saber a cuántos grados se congela la esperanza; hoy está helando allá afuera. ¿Sabe que pienso? Que entre más vive uno la vida, más difusa se ve, y los sueños que tenía uno ahora sirven para limpiarse el culo. Que nomás nos llenaban la cabeza de ideales muy arriba, con los pies bien lejos de la tierra. Tiene uno que salir a darse cuenta de que todo es muy distinto. Que aunque queramos y tratemos y chillemos y juremos que vamos a seguir un modelo diferente, el sistema nos domestica a todos, y termina por agarrar esos sueños y apalearlos hasta dejarlos ciegos, sordos y mudos. El concepto de todas las cosas ya no es el mismo, no no no, porque parece que nos han puesto unos ojos nuevos. Las cosas banas y superfluas que antes nos preocupaban ya no nos molestan. Y ahora uno se da cuenta de las cosas, de toda la mierda en la que ha estado inmerso tanto tiempo, e intenta quitarse el fétido olor que se le ha pegado a uno por todos lados. Y sin darnos cuenta, vamos hacia donde no queríamos. ¿A dónde va Vicente? A donde va toda la gente. Somos un rebaño. Somos acarreados, y no queremos pensar qué hay más allá. ¿A dónde me dirijo? Yo qué sé. Sólo sé que quiero ir a donde van las putas.